Sin embargo, los agricultores trabajan incansablemente para mantener la salud de las plantas y asegurarse de que crezcan fuertes. Dedican horas y esfuerzo a garantizar que los alimentos realmente puedan provenir de sus cultivos. Sin embargo, no son los únicos que quieren devorar estas plantas; ¡los insectos también quieren devorarlas! Ciertos insectos pueden ser realmente dañinos y estropear los cultivos, lo que hace que sea una tarea difícil para los agricultores producir una cantidad adecuada de alimentos que necesitan los seres humanos. Los agricultores utilizan una herramienta especial, los insecticidas, para proteger sus cultivos de estos malos insectos. Insecticidas: por definición, se trata de productos químicos específicos que matan o controlan los insectos que dañan los cultivos. Los agricultores deben poder utilizar insecticidas, porque mantener los cultivos adecuados produce plantas sanas y garantiza alimentos para todas las personas que los necesitan.
Existen varios tipos de insecticidas disponibles para los agricultores. El tipo que prefieren utilizar se basa en los insectos que están destruyendo sus plantas. Aplican algunos insecticidas en las propias plantas y otros se agregan al suelo donde crecen estas plantas. Algunos insecticidas están destinados a insectos específicos, mientras que otros se dirigen a múltiples tipos de insectos. Los tipos de insecticidas utilizados en la agricultura son insecticidas de contacto, insecticidas sistémicos e insecticidas estomacales. Los insecticidas de contacto funcionan matando a los insectos al entrar en contacto con el producto químico. Los insecticidas sistémicos también son absorbidos por la planta a través de sus raíces, actuando desde adentro. Los insecticidas de diseño abruman a los insectos cuando mordisquean el follaje o los tallos de una planta.
La elección del insecticida para los cultivos es crucial para los agricultores. El uso del insecticida adecuado garantiza que funcione bien contra los insectos problemáticos. Además, el insecticida no debe ser tóxico para los seres humanos ni para el medio ambiente. Los agricultores deben seguir meticulosamente las instrucciones de las etiquetas de los insecticidas. Los usuarios no deben usarlos antes de leer la etiqueta y pueden usarlos simplemente de acuerdo con ella. Los agricultores reciben información clave de la etiqueta, incluida la cantidad de insecticida que deben aplicar, la frecuencia con la que deben hacerlo y las precauciones que deben seguir. Almacenamiento sensato: los insecticidas deben mantenerse fuera del alcance de los niños y las mascotas. Los agricultores deben usar los insecticidas y luego desecharlos como se indica en la etiqueta.
Los insecticidas no son de ninguna manera la única respuesta para combatir las plagas de los cultivos, aunque pueden ser indispensables. Por eso, muchos agricultores intentan encontrar prácticas alternativas que sean mejores desde el punto de vista medioambiental. Un método es el Manejo Integrado de Plagas (MIP). El MIP se considera una estrategia holística que integra múltiples estrategias de control de plagas: cambiar los tipos de cultivos que se plantan, utilizar enemigos naturales de las plagas e implementar las mejores prácticas en agricultura para evitar que los insectos regresen. Otro aspecto que el MIP tiene en cuenta es el impacto del control de plagas en el medio ambiente y el bienestar humano. Los agricultores también pueden utilizar insecticidas naturales, que están formulados con ingredientes seguros como aceite de neem, ajo en aerosol y jabón en aerosol. Son menos peligrosos y se pueden utilizar en la ganadería y, al mismo tiempo, no afectan a las personas ni al medio ambiente.
Esto es útil, pero si los insecticidas no se utilizan con cuidado, pueden resultar peligrosos para los seres humanos y el ecosistema. Por ello, los agricultores deben tener el cuidado adecuado al utilizar estos productos químicos para su propia seguridad y la de los demás. El uso de ropa protectora, como guantes, máscaras y gafas, es uno de los pasos más importantes. De esta manera, los protege de cualquier daño causado por los operadores de la mezcla. Los agricultores tampoco deben utilizar los insecticidas cuando haya viento, ya que el viento puede provocar que el producto químico se escape y dañe a otras personas, animales o plantas cercanas. Además, los agricultores deben asegurarse de que todos los insecticidas se mantengan en un área segura que no esté al alcance de los niños ni de las mascotas. Los agricultores deben desechar los insecticidas restantes de acuerdo con las instrucciones de la etiqueta, ya que es muy importante.